Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.

viernes, 31 de enero de 2014

Happy new year!

¿Llego tarde?

Poco a poco he ido olvidando la satisfacción de juntar letras en este pequeño espacio, y sí que es verdad que es una de las cosas que echo de menos...
Siempre he pensado que hay que tener mucho cuidado con ponerse a escribir en "días grises", ya que, ni mucho menos, nos saldrán "nubes rosas". Tampoco es adecuado eso de plasmar toda tu felicidad, porque creo (y esto no es ningún secreto) que no suele gustar eso de leer sobre unicornios sobrevolando arco iris y ver lo superfeliz que es alguien, más aún si tú no lo eres.
Dicho esto, si me das a elegir, siempre elegiré una noche de tristeza para teclear. Estar hundidos hace que salga a flote nuestro lado más desgarrador, nos permite transmitir mucho más profundo y fuerte, consternar, afligir, desconsolar al lector... La carga de la pena siempre lastra más que el peso de las sonrisas...
Si bien Neruda presumía de "poder escribir los versos más tristes esta noche", estoy segura de que no mentía.

A decir verdad mi problema no es ese... No me he apartado por falta de tiempo, por pereza, excesiva alegría o desmesurada tristeza, es algo aún peor: indiferencia.
No hay peor sentimiento que no sentir nada, y a los hechos me remito. No puedes vaciarte de preocupaciones o angustias si ni te preocupa ni te angustia nada; no puedes compartir tus episodios maníacos de felicidad si antes de que cojas un boli, se han esfumado, y mucho menos puedes hablar de ilusiones, aficiones o planes, cuando ante todo esto solo quieres correr en dirección contraria.
Hace no tanto entendí exactamente lo que pasaba: mi saco se había roto.
Nunca pensé que algo tan simple como un saco evocara tantas cosas, pero la explicación me dejó sin palabras (y eso no pasa a menudo): todos tenemos un saquito que vamos llenando con las cosas que realmente nos hacen sentir bien, como recibir cariño, sentirnos valorados, etc; pues bien, en algún momento del camino mi saquito se rompió, y ahora tiene un gran agujero en el fondo... Todo lo que entra sale, y por eso a mí, y seguro que a más de uno, nos resulta tan difícil sentirnos "llenos", porque esa sensación tarda en disolverse lo que tarda un reloj de arena en pasar el tiempo.

Por suerte, no todo está perdido! Hay muchos hilos y agujas, tengo un gran equipo y, a decir verdad, creo que me estoy convirtiendo en una excelente costurera.