Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Mirror, mirror...

Sé que llego tarde a esta fiesta, igual de tarde que al resto de mi vida. Voy corriendo por casa mientras me subo la cremallera del vestido, buscando una tijera para cortar la etiqueta de las medias que, en una torpe tentativa de impresionar, me compré esta mañana. Busco los zapatos: taconazos de 13cm., no vaya a ser que llegado el momento "no esté a la altura", y me subo a ellos. Corro hasta el baño, reviso el pelo... he hecho lo que he podido; compruebo el maquillaje... aún tras las sombras, eyeliners y rimel se divisan los restos de unos ojos que no quieren sino quitarse este disfraz y volver a su largo invierno de franela; pero no, esta noche no toca eso. Esta noche toca parecer que soy yo, y que todo este tiempo escondida no ha significado nada, no ha cambiado nada, que no ha sido por necesidad.
Así que dí un portazo a la comodidad y llamé al ascensor, que me recibió como de costumbre, con un espejo lo suficientemente grande para obligarme a ver lo que no quería mirar: a una pobre chica sumergida en un ridículo intento de sentirse atractiva, deseada, querida... cualquier cosa que implicase algo mejor que lo que sus mantas y libros le deparaban. Vi a una chica que hacía tiempo no veía, y lo peor es que no la echaba de menos. Ahí estaba yo, aparentando ser "dancing queen" y siendo tan crítica conmigo como la última vez que me detuve frente a mí; analizando de dónde debería quitarme unos kilos, qué necesito tonificar, preguntándome si existirá algún maquillaje que tape estas horribles ojeras e imperfecciones de mi rostro, intentando averiguar la razón de este malogrado corte de pelo, y sobretodo, rogando a Dios que me recordase en qué momento creí que tenía derecho a ponerme unas medias como las que llevaba el maniquí de aquella tienda.
Cuando volví la mirada hacia mi cara, una lágrima negra caía por mi mejilla. Marqué el tercero, abrí la puerta de casa y... desde ese día utilizo las escaleras.



Audio: LoveMe