"He amaestrado la soledad, hace falta muchísima paciencia. He caminado por ciudades de todo el mundo en busca del aire que respirabas. Dicen que los pensamientos de dos personas que se aman siempre terminan por encontrarse, así que me preguntaba a menudo antes de dormirme por las noches si tú también pensabas en mí cuando yo pensaba en ti; fui a Nueva York, recorrí las calles soñando con verte y temiendo a la vez que ese encuentro se produjera. Cien veces creí reconocerte, y era como si mi corazón dejara de latir cuando la silueta de una mujer me recordaba a ti. Me juré no volver nunca a amar así, es una locura, un abandono de sí mismo imposible. El tiempo ha pasado, también el nuestro ¿no crees? ¿te hiciste esa pregunta antes de coger el avión?(...)
¿Qué propones, que quedemos como amigos? ¿que te llame cuando esté de paso por Nueva York? ¿Iremos a tomar una copa evocando nuestros buenos recuerdos, unidos por la complicidad de lo prohibido? Me enseñarás fotos de tus hijos, que no serán los nuestros. Te diré que se parecen a ti, tratando de no adivinar en sus rasgos los de su padre. Mientras esté en el cuarto de baño, ¿descolgarás el teléfono para llamar a tu marido, y yo dejaré correr el agua para no oírte decirle "hola, mi amor"?(...)
Esta noche cojo un avión para Mogadiscio, ya sé que allí pensaré todo el tiempo en ti. No te preocupes, no te arrepientas de nada, he esperado vivir este momento tantas veces que ya no puedo contarlas, y ha sido magnífico, amor mío. Poder llamarte así una vez más, una sola vez nada más, era algo con lo que ya no me atrevía a soñar. Has sido y serás siempre la mujer más hermosa de mi vida, la que me dio mis recuerdos más bellos, y eso ya es mucho. Sólo te pido una cosa: júrame que serás feliz.
-Marc Levy-
He intentado convencerme de que podia vivir sin ti, pero ya ves, no lo consigo.
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