Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.

martes, 27 de noviembre de 2012

You found me

Búscame a la vuelta de la esquina de aquellas calles que ya no recorremos, en los besos que nos prometimos y hace tanto que no damos. Búscame en tus cambios de tono, en los cambios de estación, en los cambios de opinión, día sí y día no.
Búscame cuando no llegue el abrazo que necesites; cuando te quemen en los labios las palabras que no dijiste; cuando se desborde tu corazón y, desesperadamente, sus latidos griten mi nombre.
Búscame cada vez que se te erice la piel recordando el enloquecedor abandono que nos regalábamos bajo las luces apagadas; cuando venga a ti el desasosiego de no encontrarme entre las sábanas; cuando la almohada, cansada de no poder responder tus preguntas, ruegue mi vuelta.
Búscame entre la fiebre del sábado noche, en la cena de un martes cualquiera o en aquel año bisiesto en que no dejó de llover...
Porque allí estoy.
Estoy en cada muestra de colonia que guardas, y ambos sabemos que nunca usarás. Estoy en tu colección de botellas descorchadas, en tus pulmones pidiendo más aire, en los libros que dejaste a medias y en los que prometes que empezarás. Estoy cada vez que juras "una y no más", susurrándote que tú puedes.
Cada vez que alguien te sorprende por la espalda, y esperas que sea yo; siempre que te apetezca que te desvalijen un poco el corazón.
Estoy cuando cantas a gritos tu canción favorita, y cada vez que te encojes escuchando una de las nuestras. Cuando necesitas adrenalina, cuando ninguna roca es lo bastante alta, y ningún río lo bastante profundo como para saltar. Estoy en tus indecisiones, y sobre todo en lo más claro que hayas tenido nunca.
Allí estaba cuando me encontraste, recogiendo tus miradas perdidas y el aleteo de tus pestañas suplicando una vida entera más. Aún estoy en aquel momento en que surgió un bucle de mis pies a tu cabeza, e incluso a veces, juraría que sigo girando en él.
Búscame en el mejor día de tu vida, en cada suspiro de alivio, en los momentos en que sientas que de verdad eres feliz. Búscame ahí, porque ese es el único lugar en el que siempre estaré.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Mi precio es ninguno

- ¿Llego tarde? - preguntó ella-
- Para mí tú siempre llegarás tarde, porque siempre querré que llegues antes... - respondió él-

lunes, 19 de noviembre de 2012

Tu ritmo

Es por eso de que resuenas bajo mi cabeza, por eso de que martilleas mis huesos que tu sonido se desprende por mis poros. Yo ya no lo noto, ha hecho falta poco para acostumbrarme a ello, a ti. Pero me lo dicen cuando se me acercan: que todo en mí resuena a lo que tú quieras sonar, que mis pasos llevan tu tintineo y mis días tu banda musical. Y a veces eres caos, y mi música va atormentada y acelerada, y yo me convierto en huracán; pero otras veces eres orden, y estás tan relajado y tranquilo que tu melodía no me permite más que observar e intentar guardarte en mi mente. Y es en ocasiones que tu música es tan genial que dibuja surcos alrededor de mis ojos, y esos surcos aprietan tanto que provocan arrugas en mi boca, y así, poco a poco, tu música, que ya es mía, que ahora es nuestra, compone una risa que ni los kilómetros consiguen acallar.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Noches de incendio

Y aún así te reirás, volvería a revivirlo sin dudar. Podría ser tan fácil, sería espectacular, si fueran reversibles aquellas noches de incendio. Más noches reversibles para saborear las horas más humildes con un placer más intenso.
Si pudiera transformar nuestras noches en un ciclo sin final...

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La chica de los helados

Trazó un plan perfecto. Su estrategia era infalible. Estaba todo calculado minuciosamente y no había ningún cabo suelto: Ni el más mínimo resquicio que pudiera dar lugar a error. Llevaba meses planteándolo, tenía una jugada magistral, y estaba orgulloso de ello.
Cuando dieron las diez de la noche, cogió su pasamontañas y el pequeño saco que había preparado para la ocasión y se encaminó en la dirección precisa. Era un frío diciembre, pero el simple hecho de creer que estaba a punto de conseguir lo que quería le hervía tanto la sangre que habría confundido aquella avenida con una playa tropical.
Llegó al local, y aprovechando la oscuridad que la noche le profesaba, comenzó a trepar al balcón colgado de un arnés. Los demás detalles los dejo a vuestra imaginación, el caso es que lo consiguió. Por fin, después de tanto soñar con ese momento estaba allí, en aquella heladería, delante del mostrador, paralizado. Disfrutó un minuto más de su logro y se dispuso a abrir la cámara de frío.
Tanto planearlo, tantas noches en vela, tantas horas invertidas en imaginar cómo sería probar aquellos helados que en ningún momento se le ocurrió que su proyecto acabase así. La nevera estaba vacía.
En la fría cámara de acero inoxidable, no quedaba ni el frío. Él era lo único congelado allí.
Había puesto todo su empeño en conseguir entrar en aquella heladería, pero no pensó que los helados acabaron cuando acabó el verano. Y así, triste y cabizbajo, salió por donde había entrado, aprendiendo de la peor forma que, por mucho que te esfuerces, donde no hay, no puedes encontrarlo.

martes, 13 de noviembre de 2012

El invierno debe de ser muy frío para aquellos que no tienen cálidos recuerdos...

11 de noviembre, Salamanca


jueves, 1 de noviembre de 2012

Hal-loving

Lo que hace de la noche "más terrorífica" del año una noche especial no es la sangre, la oscuridad, ni los lobos aullando a la luna. Eso lo hay cada 1 de noviembre.
Lo que realmente la convierte en una noche distinta es estar sentada bajo una luz al lado de alguien a quien no dejarías de mirar ni bajo amenaza de ataque zombie. Eso sí que da miedo...
Porque hay momentos en la vida que asusta más una despedida que ver aparecer al hombre del saco; y los días sin él atemorizan tanto o más que el mismísimo Frankenstein. Que cambio mi cama por una en la casa Drácula si él me hace de almohada... Mira si no es para estar asustada.
Que a fecha de hoy le pongo su nombre a mi calabaza, y busco un "truco" para "tratar" que no se vaya. Que ya no me da tanto miedo lo que de antes me solía espantar, porque ahora nada me aterroriza tanto como pensar que despierto y ya no está.