He tardado casi veintiún años en aprender a decir "no". Dicen que si no sabes ofrecer una negativa nadie te tomará nunca enserio, que no vas a elegir, sino que te dejarás guiar siempre por el camino que los demás marquen para ti a base de peticiones que no podrás rechazar. Es algo agotador...
No sé si es demasiado pronto, o quizás muy tarde para comenzar a decirlo, pero para ciertas proposiciones creo que aún llego a tiempo...
He aprendido, pero como todo, saber decir "no" tiene su parte negativa: decir "no" no asegura que no queramos, sino que a veces significa "tengo miedo", o "ahora no". Llevado al extremo incluso "mi orgullo no me lo permite" o "no puedo ceder tan fácilmente". El problema de aprender a decir "no" es que desde ese mismo instante siempre tendrás la duda de ¿por qué sí?. Y no hay nada peor que dudar...
Es increíble lo distintas que podrían ser las cosas, y el cambio que daría nuestra vida si no tuviésemos más remedio que tirarnos a la piscina en cada decisión. Para bien o para mal, pero al menos, no tendríamos la duda de qué habría pasado si hubiéramos respondido "sí".
No hay comentarios:
Publicar un comentario