Tenía que irme. Y sé que no lo entenderás. Sé que no lo tendrás nunca tan claro como yo lo tengo ahora, pero tenía que irme, y antes de acabar de tomar la decisión... ya había desaparecido.
No se trataba de ti y de mí, ni de los que no rodean. Se trata de los que están por llegar, del tú y yo del futuro. No merecen que les obliguemos a caminar sobre trapecios intentando saltar los muros que hace no tanto creímos insalvables. No merecen permanecer esclavos de vidas distintas esparcidas por el mapa, ni merecen despedidas sin fecha de regreso. No lo merecen y no lo tendrán.
Si quieres algo, déjalo libre: si vuelve es que era tuyo, sino... nunca lo fue.
Espero que puedas perdonarme. Espero estar aquí mismo dentro de un año y saber que esta decisión fue la correcta. Y si un día lejano o no, los juegos del destino me vuelven a guiar hasta ti, no dudaré como hizo mi yo del pasado.
Mientras tanto, si encuentras un camino que no te lleve hasta aquí, espero que me avises...
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