Dando tumbos he llegado hasta aquí, y ya no sé cómo salir.
Me asusta la fugacidad, el devenir de nuestras caderas en camas ajenas, la intensidad de los minutos que aún no podemos negarnos, entre desconocimiento de lo que pudo ser.
Me asusta verte, y no verte. A partes iguales. Y me asusta pensar que a mitad del camino perdimos quienes fuimos. Yo a ti, tú a mí, y ambos, al tipo de personas en que juntos nos convertíamos.
Demasiado tarde para volver atrás, demasiado pronto para volverlo a intentar. Y, mientras tanto, en el vaivén de sonrisas y lágrimas, sólo hay bocanadas de aire para uno, y a marchas forzadas el otro debe aprender a bucear... Siempre a destiempo. Siempre a contra pie. Nunca en el mismo punto. Nunca al mismo nivel.
Siempre un "adiós", pero nunca para siempre...
69 horas tan solo
ResponderEliminarmai si saprá
ResponderEliminar