Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.

viernes, 24 de agosto de 2012

A destiempo

Dando tumbos he llegado hasta aquí, y ya no sé cómo salir.
Me asusta la fugacidad, el devenir de nuestras caderas en camas ajenas, la intensidad de los minutos que aún no podemos negarnos, entre desconocimiento de lo que pudo ser.
Me asusta verte, y no verte. A partes iguales. Y me asusta pensar que a mitad del camino perdimos quienes fuimos. Yo a ti, tú a mí, y ambos, al tipo de personas en que juntos nos convertíamos.
Demasiado tarde para volver atrás, demasiado pronto para volverlo a intentar. Y, mientras tanto, en el vaivén de sonrisas y lágrimas, sólo hay bocanadas de aire para uno, y a marchas forzadas el otro debe aprender a bucear... Siempre a destiempo. Siempre a contra pie. Nunca en el mismo punto. Nunca al mismo nivel.
Siempre un "adiós", pero nunca para siempre...

martes, 21 de agosto de 2012

Cien puntos

Eran las cinco de la tarde y llegó a mi mano un poquito de Montecarlo. Antes de que acabase el día iba a volver al bolsillo de donde salió, pero antes tenía que hacer de un juego cualquiera, un juego del destino.
Arriba, abajo, entre música de orquesta y bañados en sonrisas la ficha te eligió, y ante eso no pude oponerme. La sostuviste sin darte a penas cuenta, pero el tiempo suficiente para que un pedazo de mí se quedara contigo. No sé cómo ni por qué, pero "tengo cien puntos en mi mano, y los apuesto todos por ti".

miércoles, 8 de agosto de 2012

El nudo

Y al final, nos pese a cuantos nos pese, toda esta maraña de sentimientos y confesiones se ha enredado tanto que ha conseguido crear un nudo imposible de deshacer. Un nudo del que solo puedes desprenderte cogiendo la tijera y cortando. Como pasa a veces en las largas melenas...
El tira y afloja, el ven y vete, el "te quiero, pero"...
Por otra parte, por mucho que cortes el nudo y te libres de él, esté donde esté, no conseguirá deshacerse.
Y en su interior seguirá todo lo que una vez sentimos. En cualquier contenedor, en un vertedero, en la esquina más recóndita que hayamos encontrado para desterrarlo... ahí seguirá. Haciendo que en alguna parte del mundo, aquello que tuvimos siga vivo.

Co-razones



-Carlos Salem-

sábado, 4 de agosto de 2012

Let me go

Tenía que irme. Y sé que no lo entenderás. Sé que no lo tendrás nunca tan claro como yo lo tengo ahora, pero tenía que irme, y antes de acabar de tomar la decisión... ya había desaparecido.
No se trataba de ti y de mí, ni de los que no rodean. Se trata de los que están por llegar, del tú y yo del futuro. No merecen que les obliguemos a caminar sobre trapecios intentando saltar los muros que hace no tanto creímos insalvables. No merecen permanecer esclavos de vidas distintas esparcidas por el mapa, ni merecen despedidas sin fecha de regreso. No lo merecen y no lo tendrán.
Si quieres algo, déjalo libre: si vuelve es que era tuyo, sino... nunca lo fue.
Espero que puedas perdonarme. Espero estar aquí mismo dentro de un año y saber que esta decisión fue la correcta. Y si un día lejano o no, los juegos del destino me vuelven a guiar hasta ti, no dudaré como hizo mi yo del pasado.
Mientras tanto, si encuentras un camino que no te lleve hasta aquí, espero que me avises...

viernes, 3 de agosto de 2012

Negativo

He tardado casi veintiún años en aprender a decir "no". Dicen que si no sabes ofrecer una negativa nadie te tomará nunca enserio, que no vas a elegir, sino que te dejarás guiar siempre por el camino que los demás marquen para ti a base de peticiones que no podrás rechazar. Es algo agotador...
No sé si es demasiado pronto, o quizás muy tarde para comenzar a decirlo, pero para ciertas proposiciones creo que aún llego a tiempo...
He aprendido, pero como todo, saber decir "no" tiene su parte negativa: decir "no" no asegura que no queramos, sino que a veces significa "tengo miedo", o "ahora no". Llevado al extremo incluso "mi orgullo no me lo permite" o "no puedo ceder tan fácilmente". El problema de aprender a decir "no" es que desde ese mismo instante siempre tendrás la duda de ¿por qué sí?. Y no hay nada peor que dudar...
Es increíble lo distintas que podrían ser las cosas, y el cambio que daría nuestra vida si no tuviésemos más remedio que tirarnos a la piscina en cada decisión. Para bien o para mal, pero al menos, no tendríamos la duda de qué habría pasado si hubiéramos respondido "sí".