He conocido a mucha gente a lo largo de los años. Entre ellos estaban mis más viejos amigos, y los últimos. Gente que nunca acabé de conocer y gente que con una sola mirada se descubre por completo. He conocido gente que quiere a otra gente, pero nunca se lo dirá. Gente que grita a los cuatro vientos su amor por alguien, aún cuando ese alguien no está preparado para oírlo. Gente que escala montañas por dinero, pero no es capaz de ceder en cuestiones de orgullo. Gente que ni en sueños se atreve a ir tras lo que quiere, haciendo de su vida una pesadilla...
Conozco gente que le da más importancia a la flecha del enemigo que al abrazo del amigo; y gente que es capaz de besar en la boca a quien le hace infeliz día a día. Gente que persigue gente, y la suelta cuando ya está atrapada; y gente que hace de su vida sentimental una carrera de retos personales.
Sé de gente que permanecerá ligada a otra gente, y gente que nunca ligará.
Gente que se gasta el dinero en alcohol sólo por, durante unas horas, ser la persona desinhibida que querría ser, y gente que nunca aprenderá que a nadie le gusta la cerveza, hasta que te has tomado tres.
Veo gente todos los días, en todas partes. Gente que no se parece en nada pero que tiene mucho en común con el resto de gente, y es que nadie de entre toda esa gente puede hacerte daño si tú no se lo permites. Impactarán sobre ti, te harán sonreír en el mejor de los casos, y sacarán lo peor que tienes en otros, pero no es a esa gente a quien debes temer.
Teme de ti, porque nunca recibirás una decepción mayor que la tengas contigo mismo, y jamás el amor de alguien te hará más feliz que el tuyo propio...
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