Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.

martes, 27 de marzo de 2012

-26...-

Muy fácil sería si pudiésemos decidir lo que entra y lo que sale de nosotros mismos. Muy fácil sería tener una llave en la mano que encajase con todas nuestras cerraduras. Demasiado fácil aislar una parte de nosotros, usar la llave, y tirarla al mar. Y olvidarnos.
Pero no, las cosas no siempre son fáciles... A veces nos toca reír, y a veces llorar; incluso a veces reír mientras lloramos, y a veces llorar de felicidad... Ni siquiera eso es fácil de entender...
Lo peor de todo es que exigimos de los demás la comprensión y los actos que ni siquiera nosotros mismos somos capaces de ofrecernos. Valoramos y condenamos a los demás, sin pararnos a pensar que la mayor condena es para nosotros mismos, por no saber aceptar lo que viene, y no pararnos a pensar que a veces no conseguir lo que quieres puede ser... un maravilloso golpe de suerte.

jueves, 22 de marzo de 2012

-22-

Dime si es esta la última oportunidad. Si quieres mirarte en el espejo veinte años después de esta noche y ver a la persona que verás.
Es ahora el momento de cambiarlo, ahora o nunca, porque nunca serás tan joven como este segundo que acaba de pasar, y decidas lo que decidas en este instante, nunca serás como eras antes de tomar la decisión.
Debes saber que te van a hacer daño, y que aunque no quieras, al menos una vez en tu vida serás tú quien dañe a alguien. En tu propia mano está aprender de las heridas o dejar que cicatricen sin más.
Renuévate, crece, sé feliz, porque la vida es de quien se atreve, y las sonrisas llueven, y te empapan, y calan hasta los huesos, pero sólo si eres capaz de cerrar el paraguas... y dejarte mojar.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Pedacitos de ti...

Deberíamos saltar al vacío al menos 2 veces en la vida, aún sabiendo que nos romperán el corazón.
Es arriesgado, pero es la única forma de aprender ciertas cosas...
La primera vez que lo sintamos hecho pedazos conoceremos donde está nuestro límite, y una vez conocido, no necesitaremos de nadie más para juntar las piezas y que vuelva a latir...
La segunda vez nos enseñará lo que duele entregar una parte de ti a una persona que no ha sabido estar a la altura del regalo. Sólo estando al otro lado, comprendiendo lo que se siente de primera mano, aprenderemos la forma de no herir a los demás como no queremos ser heridos nosotros.

Dicen que las lecciones más importantes son aquellas que se aprenden de la forma más dolorosa... Posiblemente pocas cosas más dolorosas hay que tener mil pedazos en tus manos y no saber con qué pegarlos...

martes, 20 de marzo de 2012

Rescatando reflexiones de fin de año...

A dos días de fin de año toca hacer recuento de los momentos vividos, de  los grandes y pequeños momentos vividos, de las circunstancias, sensaciones y sentimientos que condicionaron esos momentos, y de las personas que causaron que este recuento sea positivo, cuanto menos…

Siempre hay años que pasan en balde, que son igual de buenos, o malos que los anteriores y por ello no destacan. Para mí, 2011 no ha sido uno de esos…
En este año he aprendido que se puede saltar de etapa en etapa en menos de un minuto, que el estado de ánimo y las ganas de sonreír deben depender de uno mismo, que nadie puede hundirte si tú no se lo permites.
La llave de la felicidad esta justo a nuestro lado, y miles de veces nos empeñamos en caminar kilómetros y kilómetros para encontrarla, cuando lo único que necesitamos es quedarnos quietos y saber mirar.

Dos mil once, en muchos sentidos es el año que llevaba años esperando, y en un pestañeo, se ha terminado. Deja tras su paso una mudanza, miles de momentos de felicidad absoluta, millones de recuerdos inolvidables, grandísimas amistades, viajes planeados en un segundo, escapadas express sin billete de vuelta, un recorrido veraniego de todas las fiestas de pueblo, un trabajo de verano, un par de bodas perfectas, grandes momentos salmantinos, y algún que otro amor fugaz…

Ha sido un año distinto. Distinto a los tres anteriores. Comenzó con un enero que difícilmente podría haber sido peor, un febrero de cambios, y también de ilusiones… marzo y abril pasaron entre carnavales y vacaciones, y sin quererlo casi estábamos en mayo, un mayo bonito, genial y precedente a un junio horrible, que se tornó en perfecto. De verano qué voy a contar? Ideal… y de nuevo a Salamanca.
Las cosas han cambiado mucho en este año, han cambiado mucho en un solo mes, e incluso en una sola semana, y lo que mas me enorgullece es comprobar que yo también he cambiado con las circunstancias, y he conseguido que mi llave esté en mi propia mano, sin necesitar ni depender de nadie… Eso es lo que me deja 2011, y eso es lo que más me ha gustado conseguir; eso, y el sentimiento de que 2012 tiene algo muy grande preparado…

jueves, 15 de marzo de 2012

Las gotas de la vida

¿Qué puedo hacer? Soy de esas personas que lloran cuando están tristes, que lloran cuando están agobiadas, que lloran cuando necesitan llorar... Vamos, que lloran. Lloran incluso de felicidad o de alegría... y qué genial es ese llanto, quien lo probó lo sabe.
Nos escondemos de los demás cuando las lágrimas aparecen, como si fuese algo de lo que avergonzarse. En realidad deberíamos estar orgullosos de tener en nuestro interior algo tan grande que no nos cabe, y escapa como puede, aunque sea en pequeñas gotitas... No es malo llorar, llorar nos libera, llorar nos asegura que, o bien somos felices, o bien que pronto lo seremos.
Yo soy feliz. No recuerdo cuando fue la última vez que lloré de tristeza, y si la recuerdo, fue hace mucho... No recuerdo las veces tristes, pero si las alegres, y son recientes...
Soy feliz, vivo feliz, y eso es algo que no todo el mundo puede decir en esta loca, brutal, pero absolutamente maravillosa vida.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El abuelo

Tenía 80 años cuando me habló por primera vez de esa manera. Era la voz de alguien que ha asumido que la vida, por muy larga que sea, es breve.
Yo tenía 20 años cuando me habló así. Sus ojos brillaban, vidriosos; ojos que han visto más de lo que quisieran, pero menos de lo que esperaban. Su tono de voz estaba quebrado y lleno de nostalgia. Escogía las palabras muy cuidadosamente, buscando con pocas frases resumir años y años de una vida llena de proyectos, unos acabados y otros sin empezar siquiera, feliz, después de todo.
Se crió con lo que había, aunque tampoco necesitaba mucho más: padres, hermanos y algo que llevarse a la boca. Creció destacando ya desde joven, y tuvo la suerte de un día cualquiera estar en el momento exacto, en el instante oportuno para cruzarse con una morena de larga coleta que paseaba en bici por el pueblo. Quedó prendido, y supo que era ella. Supo que no sería fácil, y que las tres primeras veces recibiría un no rotundo, pero no le importó, porque a la cuarta ella comprendería que era él.
Seis hijos, diez nietos y una victoria ante la muerte más tarde, él me hizo ver que en nuestro camino vamos perdiendo a personas, vamos dejando trocitos de nuestra vida a los demás, superamos los obstáculos que un día creímos insalvables, vencemos, a veces perdemos e, incluso nos retiramos antes de tiempo.
A sus 80 años me miró a los ojos y vi a una persona que cada día hace balance de su vida, y le resulta positivo. Vi a alguien con planes, con proyectos, alguien que no piensa que ese desayuno puede ser el último. Alguien que vive. Alguien que quiere más, que busca superarse, que no se conforma.
¿Puede haber algo mejor?

lunes, 12 de marzo de 2012

Ven, vete, quédate...

Los años que pasamos juntos me cambiaron. Fiel creyente del "nadie merece tus lágrimas y quien las merezca no las causará" tuve que aferrarme a un "quien bien te quiere te hará llorar" sólo por no tener que dar el paso al "mejor solo que mal acompañado".
Crecimos juntos, maduramos, comenzamos a ver el mundo con los ojos de quien descubre que el primer amor no es el definitivo. Los ojos de quien empieza a comprender que, tras unos meses, se pierden las mariposas en el estomago pero se gana, por ejemplo, en complicidad.
Días de tormentas, semanas de soles. Días de ven conmigo y noches de no me abandones.
La historia de los reenganches y las segundas oportunidades, a veces bien amortizadas, a veces desperdiciadas. De vez en cuando una pausa en la eterna caída en picado que nos recordó por qué seguir intentándolo. Pero no fue suficiente.
Relaciones tormentosas que nos atan, nos marcan. Relaciones dañinas que se nos graban a fuego en la piel, que mantienen sensaciones fluctuando por nuestras venas. Que nos recuerdan que una vez sentimos, que soñamos, que vivimos al fin y al cabo.
Relaciones de esas que te enseñan con dulzura a querer, pero obligan a olvidar a punta de pistola.

El Pensamiento Negativo, Risto Mejide

Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida está en las lineas que no escribí. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos. Que nadie se emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida a duras penas se llena un corazón, por pequeño que sea. 
(...)
Entre lo poco que sé de la vida también te diré que nada de esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ese es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue y te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz, y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo que va. Ojalá ames mucho y muy bueno, aún a riesgo de ser correspondido. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligado a enmendarlas con el hilo de alguna otra ilusión. Que desees y seas deseado, que se frustren todas tus esperanzas y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos.

(...)

miércoles, 7 de marzo de 2012

Que no te vendan amor sin espinas

Queda algo por decir del amor? Hay algo de lo que no se haya hablado ya? Se han escrito miles de millones de canciones de amor, decenas de libros, cientos de poesias, se han ofrecido conferencias, charlas, seminarios y todo lo que puedas imaginar acerca de ello, y lo mejor de todo es que aún nadie sabe lo que es...
Es un supuesto que por mucho que leas o te cuenten sobre ello no lo comprenderás hasta que te enamores, pero ¿es eso verdad?. No es suficiente. Enamorarse sólo te inicia en algo que dura toda la vida. No entenderás lo que es sin pasar por todas las caras de la figura. Y es que para comprender lo que el amor supone hay que conocer tambien el desamor; para ver lo mágico de tener a alguien hay que saber lo que se siente al no ser correspondido. Para apreciar los pétalos de la rosa hay que pincharse con las espinas.
Pasaremos por todo ello y aún así sólo entenderemos una tercera parte de lo que supone, pero, con suerte, esa tercera parte nos hará infinitamente felices.

Los hilos que no nos separan

Cada día estoy más convencida de que permanecemos unidos para siempre a las personas que nos marcan de verdad. Como con un hilo invisible que nos ata, y que por mucho que nos alejemos hace que nunca sea lo suficiente. Más bien como una goma elástica rodeando nuestras cinturas, que nos permite andar y coger espacio, pero un paso más de lo permitido hace que la goma tire y nos devuelva a esa persona.
La mitad de los que leáis esto me entenderéis demasiado bien, por suerte o por desgracia, y la otra mitad, algún día sabréis de que hablo...
Siempre, nos guste o no, existirá alguien por quien renunciamos a lo que somos y lo que creemos. Inevitablemente. Pueden pisarnos, malquerernos y hacernos jurar que una y no más, pero debemos aprender que eso no siempre es malo: nos ayuda a reinventarnos, a afrontar los hechos, recomponernos, levantar la cabeza y empezar a andar.
Puede que el camino sea largo y feliz. Puede que miremos atrás y lo que nos quede sea bonito de recordar, puede que, al fin y al cabo, sigamos con nuestra vida con total normalidad, pero ¿qué pasará el día que el elástico se encoja y provoque un encuentro casual? Ahí es donde de verdad notarás que por mucho que pase el tiempo, y por mucho que amaguemos cambiar, los hilos nunca desaparecen...

lunes, 5 de marzo de 2012

Una de película

"¿Cualquier cosa que se acerca a la intimidad te da miedo? Estar contigo fue como ir a un lugar en el que nunca había estado. Por primera vez vez todo me pareció claro, era una progresión clara, estar juntos era el mejor plan de mi vida y no lo había programado; estar contigo me hizo pensar que no tenía que hacer más planes porque ya estaba viviendo de verdad, y que por primera vez en mi vida no tenia que esforzarme tanto para poder ser feliz y nada podrá hacerme mas daño que tu reacción ante esa experiencia."

domingo, 4 de marzo de 2012

Los domingos en que nos quisimos

Otra vez es domingo. No sé que es exactamente lo que tienen pero, como poco, magnetismo romántico. Seguramente será una tontería, no se. Sólo sé que es el día de la semana en que más echo de menos tener a alguien cerca, el día en que más pienso y que más recuerdos me provoca. Algunos buenos, otros no tanto...
Justamente este domingo ha tenido algo distinto: sin querer he leído en alto un "te quiero mucho", y me he dado cuenta de que hace demasiado tiempo que no lo digo. No es que no tenga a quien decirlo, ya que por suerte me sobran personas a quien querer, sino que ese "te quiero mucho" que ya no utilizo no es el que se usa con una madre, o una amiga. Ese "te quiero mucho" es el "te quiero mucho" por excelencia; el de los domingos al despertar después de un abrazo, el de los domingos por la tarde en el momento menos pensado, el de los domingos por la noche justo antes de dormir.. ese y sólo ese "te quiero mucho" es al que me refiero.
A menudo nos quedamos en los problemas superficiales y olvidamos lo realmente bonito que es querer a alguien que, a la vez, te quiere a ti. La auténtica magia de los te quiero verdaderos, que pueden incluso salvarnos la vida.