Paul Ekman fue de los primeros psicólogos que se interesaron por los estudios de las emociones y su relación con la expresión facial.
Encontró que nuestras expresiones faciales no son culturalmente aprendidas, sino que son universales y comunes a todos, teniendo, por tanto, origen biológico. Tras varios estudios concluyó que nuestros gestos pueden clasificarse en 6 expresiones básicas: ira, miedo, alegría, sorpresa, asco y tristeza.
Según esto, cualquier bebé recién nacido sería capaz de expresar alegría, por ejemplo, sin que nadie se lo haya enseñado antes. Según esto, podríamos estar aterrados y una persona de la otra punta del mundo lo sabría sólo con mirarnos a la cara. Según esto, está muy claro que alguien que nos quiere entendería nuestra felicidad, nuestra sorpresa, nuestra alegría y la compartiría con nosotros, y más claro aún, que si no nos acompaña en la tristeza, no es porque no sepa que lo necesitamos, porque por suerte o por desgracia, nuestras caras hablan por si mismas...

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