Nadie sabe lo que quieren exactamente las mujeres, ni siquiera nosotras mismas.
Mientras ellos pasan siglos preguntándoselo, lo que nos inquieta a nosotras es si de verdad es tan importante tener claro lo que queremos. Es decir, es necesario que decidamos ahora mismo si nos apetece que sea atento, o que no nos agobie; si queremos que nos lleve de vacaciones, o nos de espacio con las amigas; si los domingos de resaca son un buen día para quedar o no... ?
No creo que nuestras dudas sobre ellos sean el gran problema que tienen para hacernos felices. Creo que el problema es nuestro. Es verdad que no sabemos lo que queremos, pero es verdad hasta cierto punto: queremos a alguien que sepa ser atento, pero nos deje espacio; que quiera pasar días en una isla sin más compañía que la nuestra, pero que no nos absorba y nos aparte de lo que ofrecen unas vacaciones con amigas; que le encante vernos los domingos de resaca, pero no pida más que una peli después de la siesta. Alguien que sea capaz de alegrarnos un día horrible, sólo con el hecho de estar en él; que consiga que en un sitio lleno de gente sintamos que no existimos hasta que él nos mira; alguien que no nos llene de regalos, pero tenga mil detalles...
Seguramente encontrar alguien así es difícil, pero en realidad nos conformamos con mucho menos. No necesitamos que todo sea perfecto, y que él haga en cada momento lo que haríamos nosotras. Creo que simplemente nos valdría con asumir que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, y a partir de ahí alegrarnos si damos con una persona que, aún cometiendo mil errores, hace lo posible por hacernos felices, y no se limita a hacer "lo que quieren las mujeres"...
No hay comentarios:
Publicar un comentario