" Entramos en el mundo solos y nos marchamos solos. ¿Y todo lo que ocurre entre medias? Nos debemos a nosotros mismos encontrar algo de compañía. Necesitamos ayuda, necesitamos apoyo. Si no, estamos solos. Desconocidos… incomunicados de los demás. Y olvidamos lo conectados que estamos. Así que en vez de eso, elegimos el amor. Elegimos la vida… y por un momento nos sentimos un poco menos solos."
Intentó desnudarse por completo, pero no logró soltar el nudo que tenía en la garganta.
lunes, 23 de enero de 2012
Grey's Anatomy
domingo, 22 de enero de 2012
"Lo que quieren las mujeres"
Nadie sabe lo que quieren exactamente las mujeres, ni siquiera nosotras mismas.
Mientras ellos pasan siglos preguntándoselo, lo que nos inquieta a nosotras es si de verdad es tan importante tener claro lo que queremos. Es decir, es necesario que decidamos ahora mismo si nos apetece que sea atento, o que no nos agobie; si queremos que nos lleve de vacaciones, o nos de espacio con las amigas; si los domingos de resaca son un buen día para quedar o no... ?
No creo que nuestras dudas sobre ellos sean el gran problema que tienen para hacernos felices. Creo que el problema es nuestro. Es verdad que no sabemos lo que queremos, pero es verdad hasta cierto punto: queremos a alguien que sepa ser atento, pero nos deje espacio; que quiera pasar días en una isla sin más compañía que la nuestra, pero que no nos absorba y nos aparte de lo que ofrecen unas vacaciones con amigas; que le encante vernos los domingos de resaca, pero no pida más que una peli después de la siesta. Alguien que sea capaz de alegrarnos un día horrible, sólo con el hecho de estar en él; que consiga que en un sitio lleno de gente sintamos que no existimos hasta que él nos mira; alguien que no nos llene de regalos, pero tenga mil detalles...
Seguramente encontrar alguien así es difícil, pero en realidad nos conformamos con mucho menos. No necesitamos que todo sea perfecto, y que él haga en cada momento lo que haríamos nosotras. Creo que simplemente nos valdría con asumir que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, y a partir de ahí alegrarnos si damos con una persona que, aún cometiendo mil errores, hace lo posible por hacernos felices, y no se limita a hacer "lo que quieren las mujeres"...
Mientras ellos pasan siglos preguntándoselo, lo que nos inquieta a nosotras es si de verdad es tan importante tener claro lo que queremos. Es decir, es necesario que decidamos ahora mismo si nos apetece que sea atento, o que no nos agobie; si queremos que nos lleve de vacaciones, o nos de espacio con las amigas; si los domingos de resaca son un buen día para quedar o no... ?
No creo que nuestras dudas sobre ellos sean el gran problema que tienen para hacernos felices. Creo que el problema es nuestro. Es verdad que no sabemos lo que queremos, pero es verdad hasta cierto punto: queremos a alguien que sepa ser atento, pero nos deje espacio; que quiera pasar días en una isla sin más compañía que la nuestra, pero que no nos absorba y nos aparte de lo que ofrecen unas vacaciones con amigas; que le encante vernos los domingos de resaca, pero no pida más que una peli después de la siesta. Alguien que sea capaz de alegrarnos un día horrible, sólo con el hecho de estar en él; que consiga que en un sitio lleno de gente sintamos que no existimos hasta que él nos mira; alguien que no nos llene de regalos, pero tenga mil detalles...
Seguramente encontrar alguien así es difícil, pero en realidad nos conformamos con mucho menos. No necesitamos que todo sea perfecto, y que él haga en cada momento lo que haríamos nosotras. Creo que simplemente nos valdría con asumir que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, y a partir de ahí alegrarnos si damos con una persona que, aún cometiendo mil errores, hace lo posible por hacernos felices, y no se limita a hacer "lo que quieren las mujeres"...
sábado, 21 de enero de 2012
Ley de vida
Es increíble como el mayor sentimiento que podemos contener en nosotros mismos, el amor, es a la vez lo que más nos hace alejarnos de lo que en verdad somos.
Asumimos que somos orgullosos, que tenemos un gran ego, que nadie nos va a pisotear, pero cuando de verdad sentimos algo por una persona, acabamos dejando de lado todos nuestros ideales y creencias de vida para caer, una vez más en lo que nunca haríamos.
Y es que todos y cada uno de nosotros en algún momento, prometimos no llamar más, no ser los primeros en hablar, no perdonar a la primera de cambio, no pasar ni una más por alto. No ir al bar donde estaba, no mirar sus fotos, ser felices aún estando solos... Y qué paso? Que no sólo llamamos, sino que llamamos para quedar! para quedar en ese bar en que estaba, para quedar y perdonar a la primera de cambio! Para una vez más pasarlo por alto, y porque, al fin y al cabo, cuando sientes algo te cambias hasta a ti mismo si hace falta, con tal de no perder ni un minuto más...
Asumimos que somos orgullosos, que tenemos un gran ego, que nadie nos va a pisotear, pero cuando de verdad sentimos algo por una persona, acabamos dejando de lado todos nuestros ideales y creencias de vida para caer, una vez más en lo que nunca haríamos.
Y es que todos y cada uno de nosotros en algún momento, prometimos no llamar más, no ser los primeros en hablar, no perdonar a la primera de cambio, no pasar ni una más por alto. No ir al bar donde estaba, no mirar sus fotos, ser felices aún estando solos... Y qué paso? Que no sólo llamamos, sino que llamamos para quedar! para quedar en ese bar en que estaba, para quedar y perdonar a la primera de cambio! Para una vez más pasarlo por alto, y porque, al fin y al cabo, cuando sientes algo te cambias hasta a ti mismo si hace falta, con tal de no perder ni un minuto más...
viernes, 20 de enero de 2012
La Vida Es Bella
—Bueno, adiós. Ha sido muy gentil conmigo. Ahora voy a tomar un buen baño caliente.
—Ah... me olvidaba decirte que...
—Dilo.
—... Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes ni imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie. Sobre todo a tí. Deberían torturarme para obligarme a decirlo.
—¿A decir qué?
—Que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo, sino cientos de veces. Pero a tí no te lo diré nunca. Solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo, aquí, delante de tu casa, toda la vida.
—Ah... me olvidaba decirte que...
—Dilo.
—... Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes ni imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie. Sobre todo a tí. Deberían torturarme para obligarme a decirlo.
—¿A decir qué?
—Que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo, sino cientos de veces. Pero a tí no te lo diré nunca. Solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo, aquí, delante de tu casa, toda la vida.
miércoles, 18 de enero de 2012
Doble indentidad...
Supongamos que dejas de fumar, que abandonas la bebida, que te quedas en
casa por la noche, que renuncias a la pequeña porción de locura que has
conservado como un tesoro. Supongamos que dejas
de comer cosas insalubres, que te introduces a la fibra y el yogur
desnatado. Imaginemos que empiezas a ir al gimnasio y que
fortaleces tus músculos, consigues vientre plano y te duchas con agua fría.
Imaginemos que todo esto te lleva a estar de mejor humor, a ser más regular en tu día a día y a madrugar sin problemas para hacer quince minutos de ejercicio antes del desayuno. Imaginemos que te apuntas a una asociación y que tu vida cambia, hasta el punto de convertirte en otro.
Todo esto está bien, quien lo ha pasado lo sabe. El problema no es lo que se gana, que es obvio, sino lo que se pierde. No cada una de aquellas cosas aisladas, sino el conjunto en sí: un individuo.
Ese individuo ya no está contigo, pero seguramente no se ha ido, nunca se va del todo. Y si no se ha ido ¿qué harás con él los domingos por la tarde?, ¿Qué le dirás cuando te pregunte por qué lo ocultas? Sus palabras te producirán nostalgia, y su ausencia melancolía. Y verás que eres otro, en efecto, en la identidad del anterior, que no cesará de pedir que le hagas un hueco en tu existencia.
Comprenderás entonces que la vida es un convenio colectivo, un pacto perpetuo entre el otro y tú. Es posible que lleguéis a un acuerdo, pero nunca a una síntesis, porque representáis intereses tan distintos como el capital y la clase obrera.
En todo caso, si después de haber sido uno te conviertes en otro, ya siempre seréis dos...
Imaginemos que todo esto te lleva a estar de mejor humor, a ser más regular en tu día a día y a madrugar sin problemas para hacer quince minutos de ejercicio antes del desayuno. Imaginemos que te apuntas a una asociación y que tu vida cambia, hasta el punto de convertirte en otro.
Todo esto está bien, quien lo ha pasado lo sabe. El problema no es lo que se gana, que es obvio, sino lo que se pierde. No cada una de aquellas cosas aisladas, sino el conjunto en sí: un individuo.
Ese individuo ya no está contigo, pero seguramente no se ha ido, nunca se va del todo. Y si no se ha ido ¿qué harás con él los domingos por la tarde?, ¿Qué le dirás cuando te pregunte por qué lo ocultas? Sus palabras te producirán nostalgia, y su ausencia melancolía. Y verás que eres otro, en efecto, en la identidad del anterior, que no cesará de pedir que le hagas un hueco en tu existencia.
Comprenderás entonces que la vida es un convenio colectivo, un pacto perpetuo entre el otro y tú. Es posible que lleguéis a un acuerdo, pero nunca a una síntesis, porque representáis intereses tan distintos como el capital y la clase obrera.
En todo caso, si después de haber sido uno te conviertes en otro, ya siempre seréis dos...
martes, 17 de enero de 2012
La cápsula del tiempo...
Poseemos una cápsula diminuta dentro de nosotros, transparente, redonda y muy resistente. Posiblemente compuesta por el mismo material que los sueños.
En esa cápsula vamos almacenando recuerdos a lo largo de nuestra vida, recuerdos de todo tipo, recuerdos que no podemos seleccionar. Sería una sistema perfecto si nosotros mismos decidiésemos lo que entra y lo que no, aunque de igual manera sería mucho más fácil que la cápsula fuera ilimitada. Por desgracia no es así...
Llega un momento en que los viejos recuerdos deben dar paso a los nuevos, y ese material resistente que compone la cápsula expulsa lo que se va quedando atrás... Por suerte, los momentos que realmente nos han hecho felices tienen más fuerza, y se aferran con "uñas y dientes" para no dejarnos sólos.
Según esto, cuanto más vivimos, más instantes de felicidad acumulamos, que se convierten en recuerdos, que se aferran a nosotros; que quitan espacio a los malos momentos, que desaparecen, que se olvidan...
En esa cápsula vamos almacenando recuerdos a lo largo de nuestra vida, recuerdos de todo tipo, recuerdos que no podemos seleccionar. Sería una sistema perfecto si nosotros mismos decidiésemos lo que entra y lo que no, aunque de igual manera sería mucho más fácil que la cápsula fuera ilimitada. Por desgracia no es así...
Llega un momento en que los viejos recuerdos deben dar paso a los nuevos, y ese material resistente que compone la cápsula expulsa lo que se va quedando atrás... Por suerte, los momentos que realmente nos han hecho felices tienen más fuerza, y se aferran con "uñas y dientes" para no dejarnos sólos.
Según esto, cuanto más vivimos, más instantes de felicidad acumulamos, que se convierten en recuerdos, que se aferran a nosotros; que quitan espacio a los malos momentos, que desaparecen, que se olvidan...
Cuestión de kilometros...
Podían pasar horas hablando, mirándose y sin dejar de sonreír, pero cuando la distancia se interponía era necesario algo más. Necesitaban un código que dejase claro que aún había comunicación, y qué mejor que un "tienes una sonrisa muy bonita"...
lunes, 16 de enero de 2012
El día que la nieve cubrió la calle...
Sobre relaciones no hay nada escrito. Puedes tenerlo todo muy claro y a la vez no seguir tu propia teoría. Puedes creer fielmente que es mentira que los polos opuestos se atraen, y acabar con alguien que no tenga nada en común contigo. Puedes pasar tiempo buscando a una persona especial y descubrir que la tenías justo al lado. Eso es lo genial de las relaciones, que nunca sabes como empezarán o acabarán, que te puedes sorprender a ti mismo, y ser sorprendido por los demás, que de todos vas a aprender, y que, igual que los copos de nieve, no hay ni uno igual que otro...
domingo, 15 de enero de 2012
Expresiones básicas
Paul Ekman fue de los primeros psicólogos que se interesaron por los estudios de las emociones y su relación con la expresión facial.
Encontró que nuestras expresiones faciales no son culturalmente aprendidas, sino que son universales y comunes a todos, teniendo, por tanto, origen biológico. Tras varios estudios concluyó que nuestros gestos pueden clasificarse en 6 expresiones básicas: ira, miedo, alegría, sorpresa, asco y tristeza.
Según esto, cualquier bebé recién nacido sería capaz de expresar alegría, por ejemplo, sin que nadie se lo haya enseñado antes. Según esto, podríamos estar aterrados y una persona de la otra punta del mundo lo sabría sólo con mirarnos a la cara. Según esto, está muy claro que alguien que nos quiere entendería nuestra felicidad, nuestra sorpresa, nuestra alegría y la compartiría con nosotros, y más claro aún, que si no nos acompaña en la tristeza, no es porque no sepa que lo necesitamos, porque por suerte o por desgracia, nuestras caras hablan por si mismas...
Encontró que nuestras expresiones faciales no son culturalmente aprendidas, sino que son universales y comunes a todos, teniendo, por tanto, origen biológico. Tras varios estudios concluyó que nuestros gestos pueden clasificarse en 6 expresiones básicas: ira, miedo, alegría, sorpresa, asco y tristeza.
Según esto, cualquier bebé recién nacido sería capaz de expresar alegría, por ejemplo, sin que nadie se lo haya enseñado antes. Según esto, podríamos estar aterrados y una persona de la otra punta del mundo lo sabría sólo con mirarnos a la cara. Según esto, está muy claro que alguien que nos quiere entendería nuestra felicidad, nuestra sorpresa, nuestra alegría y la compartiría con nosotros, y más claro aún, que si no nos acompaña en la tristeza, no es porque no sepa que lo necesitamos, porque por suerte o por desgracia, nuestras caras hablan por si mismas...
sábado, 14 de enero de 2012
Think in positive!
Basta ya de negatividad! Basta de lamentarse por lo que no hay, de quejarse por lo que no queda y disgustarse por lo que no fue. En una semana, un día, un minuto incluso nuestra vida puede dar un giro de 180º, y entonces ¿habrá valido la pena perder el tiempo estando tristes? Yo creo que no...
¿Merece eso que tanto esperamos que, una vez conseguido, miremos atras y sintamos que no hemos aprovechado lo que venía pensando en lo que llegaría? Creo que no...
Somos dueños de nuestra propia felicidad, somos responsables de sacar la parte positiva a todo lo que llega y de afrontar los días con una sonrisa, porque cuando de verdad te propones ser feliz, el universo entero conspira para que lo consigas...
Puede que esto sea verdad, o puede que no, pero es una de esas cosas que merece la pena comprobar. Es posible que así un día abras los ojos y te des cuenta de que no necesitas que nada llegue a tu vida, porque con lo que tienes es más que suficiente...
¿Merece eso que tanto esperamos que, una vez conseguido, miremos atras y sintamos que no hemos aprovechado lo que venía pensando en lo que llegaría? Creo que no...
Somos dueños de nuestra propia felicidad, somos responsables de sacar la parte positiva a todo lo que llega y de afrontar los días con una sonrisa, porque cuando de verdad te propones ser feliz, el universo entero conspira para que lo consigas...
Puede que esto sea verdad, o puede que no, pero es una de esas cosas que merece la pena comprobar. Es posible que así un día abras los ojos y te des cuenta de que no necesitas que nada llegue a tu vida, porque con lo que tienes es más que suficiente...
viernes, 13 de enero de 2012
Cinco minutos
Creo que es importante tomar cinco minutos del día y hacerlos propios. Tus cinco minutos. Tuyos y de nadie más. Cinco minutos para sacarle la cara positiva incluso al día más gris.
Es un tiempo restringido a la felicidad, en el que deberíamos poder abstraernos de los problemas, al fin y al cabo sólo son 300 segundos, no? Trescientos segundos en un día de 24horas...
El problema es que pocas veces podemos tomar nuestro tiempo como propio, y nuestros pensamientos como nuestros. Rara vez conseguimos que nuestros momentos felices del día dependan unicamente de nosotros, sino que la gran mayoría de las situaciones que realmente nos alegran se deben a las personas especiales que nos rodean, y sin pensar en ellas, lo más seguro es que no llegasemos a completar los cinco minutos de felicidad...
Es un tiempo restringido a la felicidad, en el que deberíamos poder abstraernos de los problemas, al fin y al cabo sólo son 300 segundos, no? Trescientos segundos en un día de 24horas...
El problema es que pocas veces podemos tomar nuestro tiempo como propio, y nuestros pensamientos como nuestros. Rara vez conseguimos que nuestros momentos felices del día dependan unicamente de nosotros, sino que la gran mayoría de las situaciones que realmente nos alegran se deben a las personas especiales que nos rodean, y sin pensar en ellas, lo más seguro es que no llegasemos a completar los cinco minutos de felicidad...
Memorias de un 7 de mayo
(...)
No todo el mundo es capaz de arriesgar lo que tiene por algo
que quizá no funcione, pero en realidad esa es la esencia del amor, es un
salto al vacío, es insomnio, es miedo, pero sobre todo, es valentía. Hay que
ser muy valiente para dejar tu vida en manos de otra persona, hay que
entregarle tu corazón, y esperar que no lo rompa… eso es el amor.
jueves, 12 de enero de 2012
"autobiografía"
Para empezar debo admitir que, muchas más veces de las que me gustaría, soy complicada, complicadísima incluso. Admito que paso más tiempo haciendo planes que llevándolos a cabo, que solo en raras ocasiones termino lo que empiezo y que más de mil veces he intentado que la gente entienda mi mirada antes que hablar claro. Puedo pasar un hora llorando sin ningun motivo en especial, y eso no quiere decir que esté triste.
No me gusta la oscuridad absoluta y mucho menos combinada con el completo silencio, y solo podría soportarlo teniendo a alguien justo al lado.
Mi libro favorito se titula "Las cosas que no nos dijímos", y es curioso, porque pienso que después de todo nadie logra sincerarse totalmente, y siempre queda algo por decir... Prefiero las baladas, la playa y la noche, y seguramente podría llegar a matar por unas horas con las tres a la vez. Las mañanas despierta sin salir de la cama y las peliculas de manta y chimenea. Todo ello en buena compañía.
A fin de cuentas no es tan dificil para mi conseguir un momento de felicidad absoluta. Incluso sin nada de lo anterior.
A veces, los instantes más felices duran el tiempo exacto que se tarda en recibir un abrazo de alguien a quien has echado de menos...
No me gusta la oscuridad absoluta y mucho menos combinada con el completo silencio, y solo podría soportarlo teniendo a alguien justo al lado.
Mi libro favorito se titula "Las cosas que no nos dijímos", y es curioso, porque pienso que después de todo nadie logra sincerarse totalmente, y siempre queda algo por decir... Prefiero las baladas, la playa y la noche, y seguramente podría llegar a matar por unas horas con las tres a la vez. Las mañanas despierta sin salir de la cama y las peliculas de manta y chimenea. Todo ello en buena compañía.
A fin de cuentas no es tan dificil para mi conseguir un momento de felicidad absoluta. Incluso sin nada de lo anterior.
A veces, los instantes más felices duran el tiempo exacto que se tarda en recibir un abrazo de alguien a quien has echado de menos...
La regla de los 3 días
En la vida, el día menos esperado y la razón mas remota pueden dejarnos fuera de juego. Lo que hace de nosotros quienes somos es la forma que tenemos de afrontar la situación, de levantarnos, recoger nuestros pedazos y empezar a caminar con la cabeza alta.
El primer momento triste puede destrozarnos, hacernos creer que de una vez por todas estamos hundidos, y que cargaremos con ese peso una larga temporada. El segundo día consiste en tener la voluntad de asignar un número de lagrimas y no sobrepasarlo; no desperdiciar ni una gota más de las estrictamente necesarias.
Tras esto llega el tercer día. En el tercer día no hay lagrimas, no hay rabia y el peso cada vez va siendo más ligero... El tercer día cambia todo el sufrimiento por aprendizaje, y todas las lagrimas por sonrisas, y es aquí cuando asumes que tres días es la cantidad exacta, tres y no más, que se le debe destinar a una persona como regalo final antes de dejarla atras.
El primer momento triste puede destrozarnos, hacernos creer que de una vez por todas estamos hundidos, y que cargaremos con ese peso una larga temporada. El segundo día consiste en tener la voluntad de asignar un número de lagrimas y no sobrepasarlo; no desperdiciar ni una gota más de las estrictamente necesarias.
Tras esto llega el tercer día. En el tercer día no hay lagrimas, no hay rabia y el peso cada vez va siendo más ligero... El tercer día cambia todo el sufrimiento por aprendizaje, y todas las lagrimas por sonrisas, y es aquí cuando asumes que tres días es la cantidad exacta, tres y no más, que se le debe destinar a una persona como regalo final antes de dejarla atras.
martes, 10 de enero de 2012
Y entonces comprendí que las cosas suceden porque si, que buscar
explicaciones y pensar en lo que pudo haber sido no es mas que una forma
de perder el tiempo. Que un día te despiertas y decides que quieres que
todo cambie, y al día siguiente te das cuenta de que existe un momento
exacto movido por la causalidad que provoca el cambio, y nada tiene que
ver contigo...
Las decisiones, ya sean bien o mal tomadas o quizás elegidas por la cara de una moneda no son más que pequeños pasos que condicionarán el resto del camino... Un camino que ya está escrito, y tienes suerte si puedes elegir quien camina contigo...
Las decisiones, ya sean bien o mal tomadas o quizás elegidas por la cara de una moneda no son más que pequeños pasos que condicionarán el resto del camino... Un camino que ya está escrito, y tienes suerte si puedes elegir quien camina contigo...
Para empezar...
Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan, nos piden que creamos en ellas: El giro al final de la historia, la declaración de amor inesperada, la excepción a la regla. Pero a veces estamos tan obsesionadas por encontrar nuestro final feliz, que nos olvidamos de leer las señales. Las que diferencian a los que nos quieren de los que no, a los que se quedaran de los que se irán. Y es posible que ese final feliz no incluya al hombre ideal. Puede que seas tu, recomponiendote y volviendo a empezar, liberándote para algo mejor que puede haber en tu futuro. Puede que el final feliz sea simplemente pasar página.
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